Entrevista a Javier Jordán de Urríes, autor del artículo «Un Goya exótico: La osa hormiguera de Su Majestad» donde da a conocer un nuevo cuadro de Goya


Blog oficial del Museo Lázaro Galdiano – Continuando con la información sobre el artículo Un Goya exótico: La osa hormiguera de Su Majestad que da a conocer un nuevo cuadro de Goya, os ofrecemos a continuación una entrevista a su autor Javier Jordán de Urríes que muy amablemente ha atendido a nuestra petición.

Entrevista a Javier Jordán de Urríes y de la Colina. Autor del artículo "Un Goya exótico: "La osa hormiguera de Su Majestad""
Entrevista a Javier Jordán de Urríes y de la Colina. Autor del artículo "Un Goya exótico: "La osa hormiguera de Su Majestad""

¿Cuándo conoció la existencia de la pintura?

Hará unos dos años, cosa así, cuando leí en la revista Asclepio un artículo sobre este curioso retrato escrito por Ana Mazo, científica titular del Museo Nacional de Ciencias Naturales, en donde está el cuadro. Tiempo después un detalle de la pintura ilustró la cubierta de un número de Goya, como bien sabe.

El cuadro presenta un tema insólito en el catálogo de Goya. ¿Qué motivó la realización de una pintura de este tipo?

Goya no pintó el cuadro por propia iniciativa. Se trata de un encargo de Carlos III, cuando la llegada del animal a Madrid, procedente de Buenos Aires. Era el primer ejemplar vivo de oso hormiguero gigante que se veía en España, y el rey quiso tener su retrato. Mengs, como primer pintor de cámara, trasladó el trabajo al aragonés, que al parecer estaba disponible en ese momento.

¿Podría hablarnos de la situación personal y profesional del artista en la época en que pintó La osa hormiguera de Su Majestad?

Goya había llegado a Madrid el10 de enero de 1775 para completar la serie de cartones para tapices con destino al comedor de los Príncipes de Asturias en el Palacio Real de San Lorenzo de El Escorial, que había comenzado su cuñado Ramón Bayeu. Cuando acaba la serie a finales de octubre de ese año, su relación con la Real Fábrica de Tapices queda interrumpida y es probable que pasase a colaborar con Mengs en el fresco de la bóveda de la sala donde el rey comía en público, la llamada Saleta de Gasparini, del Palacio Real de Madrid.

¿Cómo surgió la sospecha de que el cuadro conservado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales era obra del pintor aragonés?

En un principio el cuadro me interesó por su vinculación a Mengs y me resultó llamativo, e incluso gracioso, ver al «pintor filósofo» mezclado en semejante asunto, el retrato de una osa hormiguera gigante nada menos. En la orden de pago, que ya conocía por el expediente personal de Mengs en el Archivo General de Palacio, se dice que fue pintado bajo su dirección, pero el documento no precisa el nombre del autor de la pintura. Al volver sobre ello tiempo después, metido en una investigación sobre Mengs y sus discípulos, dejé de fijarme en la osa hormiguera y atendí al paisaje. En ese momento reconocí el estilo de Goya, eso sí con una técnica mucho más cuidada que en los cartones. Al ver el cuadro en el museo lo tuve claro. De todos modos en el artículo hago repaso de otros pintores que pudieron haber sido elegidos por Mengs, que apenas superan la media docena, y sus paisajes conocidos nada tienen que ver con el de La osa hormiguera. Además la calidad de la pintura no estaba al alcance de artistas como Ramón Bayeu, José del Castillo o Gregorio Ferro.

¿Qué aspectos del lienzo le llevaron a confirmar la autoría de Goya?

Como le digo, sobre todo el paisaje, pero también la representación del animal; por ejemplo las pinceladas de las cerdas se asemejan bastante a las del cuello del perro del cartón Caza con reclamo. Pero lo más evidente fue desde luego el paisaje, el planteamiento general, su colorido, el celaje, la sucesión de lomas del fondo, los árboles, el suelo con sus piedras facetadas, la arquitectura cuadrangular, idéntica a otras incluidas en sus cartones… En fin, la suma de todas estas cosas evidencia que la pintura es de Goya, a mi modo de ver.

¿Qué lugar ocupa este nuevo cuadro en la producción del artista?

Viene a cubrir en parte la laguna de un año entre sus dos primeras series de cartones para tapices, las de los comedores de los Príncipes de Asturias en San Lorenzo de El Escorial y El Pardo. También ayuda a comprender su relación con Mengs, y en el artículo, como decía, se plantea la posibilidad de que antes del retrato de la osa hormiguera asistiera de ayudante del maestro en el fresco de La apoteosis de Trajano, como sabemos documentalmente ocurrió con Ramón Bayeu. Curiosamente en el informe de Mengs de 18 de junio de 1776, tras la presentación de un memorial de Goya solicitando el nombramiento de pintor del rey con sueldo, el primer pintor de cámara indica que Goya «ha trabajado igualmente para la Real Fábrica de tapices», lo cual deja entrever que había omitido ese trabajo o mérito y tal vez hizo valer otro, acaso su colaboración en el fresco de Mengs. En el llamado Cuaderno italiano, Goya redactó una carta a Mengs en la que expresa su deseo de acompañarle a Roma. Al final no regresó a Italia, tal vez por motivos familiares, su esposa estaba en estado, o bien porque el maestro no quiso apoyar su solicitud. Si fue esto último, quizá el verdadero motivo haya que buscarlo en la necesidad de pintores para la Real Fábrica de Tapices, carencia que Mengs pone de manifiesto en un escrito de 13 de julio del mismo año, más o menos coincidente con la carta de Goya. Llevarse a Roma a uno de esos pintores cartonistas no le parecería adecuado.

¿Qué repercusión espera que tenga esta nueva atribución a Goya?

No sé. Acaso haya quien se muestre escéptico, y lo entenderé. Pero conociendo la obra de los discípulos de Mengs la atribución estaba clara, aunque la investigación ha quedado pendiente de algún documento que la rematase, pero no pudo ser. De todos modos no es descartable que aparezca algún día un papel que confirme la atribución, aunque el principal documento, el cuadro, está ahí.

La revista Goya se puede adquirir en la tienda del Museo y a través del teléfono 91 561 60 84 Ext. 204 y del email goya@flg.es

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42 comentarios

  1. […] ¿Un Goya en el Museo de Ciencias Naturales?El número de julio-septiembre de la revista de arte Goya, editada por la Fundación Lázaro Galdiano, incluye un artículo del Javier Jordán de Urríes -especialista en coleccionismo, pintura y arquitectura del siglo XVIII español- en el que se atribuye a Francisco de Goya una pintura actualmente conservada en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Dicho cuadro, un óleo sobre lienzo de 105 por 209 centímetros, representa una hembra de oso hormiguero gigante procedente de Buenos Aires que fue regalada al rey Carlos III en julio de 1776, informa la Fundación en una nota de prensa. […]

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  2. […] El número de julio-septiembre de la revista de arte Goya, editada por la Fundación Lázaro Galdiano, incluye un artículo del Javier Jordán de Urríes -especialista en coleccionismo, pintura y arquitectura del siglo XVIII español- en el que se atribuye a Francisco de Goya una pintura actualmente conservada en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Dicho cuadro, un óleo sobre lienzo de 105 por 209 centímetros, representa una hembra de oso hormiguero gigante procedente de Buenos Aires que fue regalada al rey Carlos III en julio de 1776, informa la Fundación en una nota de prensa. […]

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  5. El grabado del «Verdadero retrato de la Osa Palmera» reproducido en figura 7 puede atribuirse al madrileño Andrés de la Muela por su semejanza con una estampa firmada del Museo de Huesca (inv. 01987), que representa un tapir (o «Gran Bestia» del Brasil) de la Casa de Fieras del Buen Retiro, que tiene asimismo una larga leyenda explicativa al pie, un tratamiento parecido del grabado y fue distribuida en la Librería de Esparza, como la estampa de la osa hormiguera. Alumno de la Academia de San Fernando, Muela concurrió, al igual que Goya, a los concursos de 1766, el primero en el grabado de estampas.
    Otra lámina de la «Osa Palmera» por John Page, distinta de la insertada en los «Travels» de Dillon, ediciones londinenses de 1780 y 1782, fue publicada en «The New London Magazine» de agosto de 1786.

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